
Cualquier emprendimiento, proyecto o nueva creación parte de un hecho muy sencillo: un sueño. Este puede ser el sueño de una o varias personas, puede ser grande o pequeño (esto depende de la definición de cada persona para estos dos adjetivos) y puede existir por muchas motivaciones, como la necesidad de subsistir, mejorar la situación actual o hacer algo por el planeta, entre muchas otras. Pero sin importar los detalles del sueño, el hecho es que los emprendimientos parten de una idea, un sueño.
En varios artículos anteriores he mencionado el tema de los sueños y las ideas de los emprendedores. Para mí, estos sueños son la esencia de los emprendedores y una de las principales razones por la cual me atrae tanto este tema. Pero toca aprender, en especial con los emprendedores más jóvenes, que es necesario soñar y a la vez tener los pies en la tierra. Estas dos condiciones parecen ser contradictorias, aunque no lo son y son vitales para realizar emprendimientos exitosos.
Tus sueños: ¿Hoy que tan Alto Vamos a Llegar?
Al plantear un emprendimiento, los emprendedores tenemos la licencia de pensar, imaginar y soñar muy alto. En el proceso de soñar nos encontraremos con todo tipo de ideas, incluidas las denominadas sensatas y hasta las locas. O al menos eso es lo que creemos.
En la etapa inicial es bueno pensar alto, pensar en cosas locas. Y esto se debe porque de ideas locas salen grandes ideas. ¿O será que hace 200 años o más, cuando el hombre soñaba en viajar o ir al espacio, la gente no le decía a estos soñadores que estaban locos? Si, en ese momento estaban locos, pero fue el tiempo quien les dio la razón y demostró que la locura no era tal. Algo similar le sucedió a Cristóbal Colón cuando emprendió su viaje para encontrar una ruta más corta a Asia.
Cuando ya estemos estructurando nuestras ideas, con planes de negocios y estudios de mercado, debemos «aterrizar» un poco la misma. Esto no implica abandonar nuestros ideales y objetivos, sino hacerla más creíble. Y esto es bueno hacerlo para venderle la idea a inversionistas, bancos e incluso nuestros mismos socios. En este momento será vital la intervención de académicos, empresarios, expertos en el área que queremos trabajar, así como amigos, familiares y hasta desconocidos. Con todos ellos podemos encontrar no solo nuevas ideas, sino defectos en las que tenemos.
El Factor Tiempo
Quiero enfatizar en el factor tiempo ya que este puede ser un aspecto primordial que puede afectar nuestras ideas. El hombre no siempre está preparado para el cambio y las cosas nuevas. Lo que hoy consideramos como algo loco y poco viable en 5 años puede que sea todo lo contrario.En los ejemplos de viajar al espacio y de Cristóbal Colón que comenté arriba, el tiempo demostró que los sueños de estas personas no eran locos, lo que pasaba es que para el tiempo no eran adecuados. Y así parecerán muchos proyectos, quizá por tiempo, falta de recursos y de apoyo de las personas, estos no pueden salir adelante.
Saber cuándo lanzar nuestros productos es casi un arte. No tengo la regla que diga cómo hacer estos lanzamientos. Sin embargo si puedo decir que la mejor estrategia que podemos usar es probar. Si vemos una reacción altamente negativa respecto a nuestro producto, quizá esta muy temprano para lanzarla. Si por el contrario es muy buena, estamos en mora de lanzarla. Advierto que estos juicios y apreciaciones muchas veces serán subjetivos y el hecho de que obtengamos rechazos no significa que el producto no tenga viabilidad y que no vaya a ser un éxito.
Otro aspecto a tomar en cuenta con el factor tiempo es el espacio. No será lo mismo presentar un producto a una comunidad rural en Colombia, que a un grupo a empresarios de una gran ciudad en Europa. Así que nuevamente, advierto sobre los juicios y apreciaciones que realicemos al respecto.
Formación de un Grupo con Diferentes Grados de Sueños
En el pasado he mencionado que un grupo emprendedor exitoso debe ser confirmado por personas con diferentes edades y conocimiento. Ahora quiero sumarle a esto, el factor sueños. Es decir, se debe conformar un equipo con personas muy soñadoras, pero que sean complementadas con otras que no sean tan soñadoras y que tengan los pies muy bien puestos sobre la tierra.
Tener personas muy soñadoras y otras que no lo sean puede ser una tarea difícil. Suponiendo que logremos formar este equipo, debemos mirar que las personalidades de estas personas sean compatibles para que no se produzcan roces ni peleas. Los soñadores y lo que no son tantos suelen chocar mucho. El soñador sentirá que el que no sueña tanto intenta derribarle todas sus ideas. Por otro lado, el que no sueña tanto pensará que el soñador es un loco y que gracias a él es que la empresa sale adelante.
Para mediar entre estas personas deben existir mecanismos preestablecido de diálogo y de toma de decisiones. Debe existir un agente, ojalá externo, que entre a mediar en caso de encontrar discusiones muy fuertes donde no se logre un consenso.
El tema de los soñadores y no soñadores en un equipo de trabajo es muy delicado, que requiere de mucho más análisis que el que estoy presentando en estos momentos. Sin embargo hago esta pequeña introducción para que lo tomen en cuenta y ojalá tomen medidas para evitar problemas a largo plazo.
Para finalizar, sea o no sea soñador, siempre es bueno soñar, pero a la vez ser muy realista. Nuevamente esto suena como un imposible, pero en el equilibrio está la respuesta a este problema. Sea por que usted sueña pero entiende las implicaciones y tiene los pies sobre la tierra, así como también lo es buscar el equilibrio con soñadores y no soñadores en su equipo de trabajo.
Imagen tomada de Flickr.com
yo considero que uno de los grandes problemas que enfrenta el hombre es el temor a arriesgarse y enfrentarse a lo desconocido por eso toma rutas que le dan seguridad para poder subsistir como es el tener un empleo fijo y en ocasiones desperdicia su talento, tiempo, energía y muchos factores mas por un salario que no le permite crecer profesionalmente ya que se encuentran en un estado de confort, esto es debido a que limita su mente, actos y crea obstáculos, tiene buenas ideas pero no cree en ellas.
Los emprendedores son soñadores de espíritu, siempre tienen en su mente un sueño el cual alcanzar, estos suelen ser poco comunes y para algunos hasta utópicos, pero en realidad ningún sueño es imposible de alcanzar si se tiene motivación, perseverancia y paciencia. El emprendedor, aunque se caracterice por ser un soñador debe comprender la realidad social y dar avances firmes en el cumplimiento de sus sueños.
Sin embargo, somos nosotros mismos quienes no nos atrevemos a soñar y dejar volar la imaginación, por el temor al cambio. Todo cambio es difícil de asimilar y la sociedad es cambiante con el pasar de los años, por ejemplo la moda y la tecnología no son las mismas de hace unos años. La importancia esta en perder el miedo y atreverse a soñar y establecer metas en la vida.