
Los emprendedores cuando estamos iniciando un nuevo proyecto, solemos tener un millón de razones para iniciar este. Estas razones van desde que es un nuevo reto a una nueva oportunidad financiera, entre muchas otras. Pero de la misma forma como hay un millón de razones para iniciarlo, también podemos encontrar diez millones de razones para no hacerlo. De hecho, es tan fácil encontrar razones para no iniciar el proyecto, que muchos no lo hacen.
Pero bueno, las razones negativas están por todos lados, no solo por el emprendimiento. Si fuera por razones negativas, no saldríamos nunca de nuestros hogares. Esto es así, por que es posible que nos roben en el camino, que nos estrellemos y mucho más. Pero de la misma forma también es un problema quedarnos en casa, por qué estamos expuestos a enfermedades de sedentarismo y otros.
Lo que quiero decir con lo anterior es que todas las situaciones de la vida, tienen elementos positivos y negativos (de la forma como acostumbramos definir la palabra «negativo»). Esa es la vida, punto, no podemos obsesionarnos con esto. Y lo mismo aplica para el emprendimiento.
Dado que las situaciones buenas y malas están dadas por la vida, son parte natural de la misma, debemos trascender las mismas. En el caso del emprendimiento mirémoslas como oportunidades de crecimiento. Por ejemplo, yo me quebré en mi primer gran emprendimiento y perdí mucho dinero, de hecho, todavía debo parte de ese dinero. Ese riesgo estaba muy presente en mis siguientes emprendimientos, pero me di cuenta que esto no era importante. Todos los días trabajo para que mis emprendimientos crezcan y cada vez sean más exitosos. A veces cometo errores y los resultados no son los mejores, pero esto no importa.
A pesar de estos riesgos latentes, yo podría continuar trabajando para una empresa, con un sueldo fijo (hasta que la empresa fracase o decida que ya no me necesita) y haciendo algo que no me gusta. Prefería el riesgo de tomar la iniciativa y hacer lo que me gusta. En mi caso y espero que aprenda de esto, era más el riesgo de no hacer nada, el riesgo de no arriesgarme, que de iniciar de nuevo mi ruta emprendedora.
Puede que vuelva a fracasar y de hecho sucede con frecuencia. Pero puedo reaccionar con algo que amo y me apasiona, y que nunca pienso mal del día en que tomé esta decisión. La vida está llena de decisiones, con riesgos, pero el riesgo está al tomar o no tomar la decisión. ¿Cuál de las dos prefiere?
Imagen tomada de Flickr.com
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