
En múltiples artículos he hablado sobre “mi empresa”, esa que cree hace más de 10 años y la cual finalmente se quebró y perdí mucho dinero (que todavía estoy pagando). Pocas veces he entrado en los detalles de aventura emprendedora y sé que muchas personas me han preguntado sobre la misma. Hace varios años quería escribir un poco sobre esta empresa, inicialmente en forma de video, pero bueno, finalmente hoy escribiré un poco sobre esta y lo qué sucedió. No compartiré nombres ni otra información, que ni pone ni quita.
Emprendedor desde que tengo recuerdos
Si hay una forma de describirme, es que siempre he tenido un diálogo interior conmigo mismo. Siempre estoy pensando, creando algo, pensando mi siguiente movida. Creo que ni al dormir mi mente se desconecta, todo el tiempo estoy soñando. Y esto ha sido así desde que recuerdo.
En mi familia cercana y no tan cercana, he tenido varios modelos de emprendedores, algunos muy exitosos. Crecí teniéndolos como referencia y aunque hoy en día no quisiera ser como algunos de ellos, fueron modelos de inspiración. A esto se le suma que cuando tenía unos 10 años, a mi padre la compañía que lo tenía contratado, decidió despedirlo, pues su cargo “no existía”. Fue una época dura para mi familia y aunque salimos adelante con esfuerzo, fue claro para mí que no me interesaba trabajar para alguien más.
Desde muy pequeño, siempre tuve una relación y empatía con la tecnología. Era muy curioso y cuando conocí a Internet, mi vida cambió. En ese entonces (aproximadamente 1997) y todavía en el colegio, me di cuenta que ese era el futuro y que se podían hacer negocios. Un par de meses después de mi primer contacto con Internet, contaba con una página web y poco tiempo más tarde, hacía algo de dinero, sin siquiera graduarme del colegio.
Al ingresar a la universidad a estudiar Ingeniería de Sistemas, tenía claro que quería crear empresa. Varias situaciones me llevaron a darme cuenta entre el año 2000 y 2001, que las empresas necesitarían crear presencia de Internet y que las soluciones que existían en ese tiempo, eran demasiado costosas para la empresa promedio. Vi una oportunidad en el mercado y decidí aprovecharla.
Con algunos compañeros de la universidad, que tenían mi misma edad (18 a 20 años), creamos un proyecto que más adelante se convirtió en empresa. Participamos académicamente de varios concursos, e incluso quedamos entre los finalistas de uno que realizaba un importante medio de comunicación colombiano.
Un año antes de graduarme de la universidad, decidí darme un año fuera de las aulas para conseguir recursos económicos para la empresa. Era el año 2004 y fue muy complejo conseguir algo de dinero. Algunos familiares aportaron algo de dinero y logramos abrir una oficina y contratar los primeros empleados. Posteriormente logramos un crédito grande de un banco.
Durante este tiempo, cometí personalmente muchos errores, que hoy considero una bendición, pues me enseñaron cosas que de otra forma no habría sabido. Por ejemplo, yo siempre fue el socio mayoritario del proyecto y tenía alrededor del 80% de una compañía que nunca produjo utilidades. Se podrá imaginar que el compromiso de los demás socios era proporcional a su participación en la empresa, en especial de aquellos que nunca recibieron dinero por su trabajo. Hoy esto lo entiendo claramente y fue un error mío desde el principio.
Por otro lado, el grupo de trabajo era muy joven e inexperto. Seguramente si entre los socios hubiéramos tenido a alguien con mayor experiencia y recorrido, nos habríamos evitado muchos dolores de cabeza.
Nuestro plan de negocio hablaba de hacer un desarrollo de software inhouse, por algo más de un año, tiempo en el cual tendríamos gastos, pero no ingresos. Así sucedió y fue un error, pues pusimos todos los “huevos en un mismo canasto”. Al salir al mercado el software tenía múltiples problemas, de todo estilo y el tiempo y dinero invertido en este se fue a la basura. Hoy entiendo que una estrategia diferente, con un MVP (Minimum Viable Product) y diversifación de productos nos habría ayudado de gran manera.
Aunque esta historia tiene muchos más detalles, que algún día narraré detenidamente, este es el recuento principal. Cometí muchos errores, que como líder no he debido hacer. Mi inexperiencia y otros elementos llevaron a que la empresa fracasara y tuviera que cerrar. Me vi obligado a emplearme en una empresa, algo que no quería, pero que me permitió retomar mi ruta. Dos años después de la quiebra de esta empresa renuncié a mi trabajo y retomé mi ruta emprendedora. Llevo cinco años y medios en esta nueva ruta, que ha sido más sencilla y con muchos mejores resultados. Soy feliz y sé que el futuro me depara grandes cosas. Soy consciente que mucho de lo que he logrado lo he hecho por lo aprendido con esa quiebra. No le deseo a nadie esta ruta, pero los golpes duros de la vida son los que dejan las mejores enseñanzas.
Imagen tomada de Flickr.com
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