Las ideas para crear nuevos emprendimientos suelen nacer a partir de 2 fuentes. La primera es cuando una persona tuvo una idea y decidió convocar a otros para llevarla a cabo (esto claro está, pensando que quien tuvo la idea decide trabajar en grupo y no independientemente). La segunda forma es cuando se reúne un grupo de trabajo para pensar en creación de nueva ideas cuya finalidad es la creación de proyectos y empresas. Ambas formas son totalmente válidas y de estos esquemas han salido grandes ideas de negocios.
Hace algún tiempo escribí un artículo titulado Aspectos Generales para Crear Sociedades donde menciono lo difícil que puede ser llegar a crear sociedades. Por sociedad me refiero a la constitución legal de una empresa, donde existe una serie de socios que son los dueños de esta. En este artículo exploro algunas de las razones para armar una sociedad así como unos consejos sobre la gente que idealmente se deben buscar para participar de la misma.
En este artículo voy a retomar en parte este tema, pero enfocado a las enseñanzas que yo tuve de este proceso con mi empresa. Inicio contándole como conseguí mis socios y lo que aprendí de este proceso.
¿Trabajar en Grupo o Solo?
En los primeros semestres de universidad, estudiando Pregrado de Ingeniería de Sistemas y Computación tuve una buena idea para crear un negocio. Era una idea fresca, que tenía mercado y que desde todo punto de vista parecía que sería un éxito – o al menos eso pensaba en ese entonces. Al crear esta idea uno de los primeros puntos que tuve que analizar es si el desarrollo de la misma lo podía hacer yo solo o si necesitaba de un equipo.
El proyecto que tenía en