Si usted es un lector habitual de este Blog, seguramente se habrá percatado que no he escrito ningún artículo nuevo en las últimas dos (casi tres) semanas. Esto se debió a un imprevisto, puesto que tuve una enfermedad (Vértigo) y los médicos me dieron 2 semanas de incapacidad, incluyendo cero uso de computador. Ya me encuentro muy bien, aunque todavía bastante medicado y listo para seguir con mi trabajo en el Blog y en mi firma de Consultoría.
En estas 2 semanas tuve oportunidad de descansar, tomar un respiro y mucho tiempo para pensar. Esta enfermedad que literalmente apareció de la nada (en cuestión de 2 a 5 minutos aparecieron los síntomas) me hizo pensar sobre la fragilidad humana y lo que esto implica para los emprendedores. En emprendimientos anteriores, cuando tenía un equipo permanentemente trabajando conmigo, una enfermedad corta no era grave, puesto que alguien me podía cubrir, así fuera parcialmente. Actualmente, aunque cuento con personas que me colaboran, estoy en emprendimientos unipersonales, razón por la cual yo soy el todero y el día que falto, las cosas se detienen.
Analizando un poco las empresas que conozco y a empresarios que he conocido, me doy cuenta que este es un problema muy grave, que muchas veces ignoramos. Como ya dije, esto es más grave si uno es un emprendedor independiente y no cuenta con «reemplazos». Pero esto también puede suceder en empresas, donde su dueño o gerente es el alma y ser de la empresa. Cuándo esta persona falta reiterativamente, la empresa sencillamente es otra y deja de funcionar. Esto es una buena lección que este tipo de empresarios debe aprender: las personas, por m