Emprendiendo con los Pies en la Tierra

Emprendiendo con los Pies en la Tierra

Cualquier emprendimiento, proyecto o nueva creación parte de un hecho muy sencillo: un sueño. Este puede ser el sueño de una o varias personas, puede ser grande o pequeño (esto depende de la definición de cada persona para estos dos adjetivos) y puede existir por muchas motivaciones, como la necesidad de subsistir, mejorar la situación actual o hacer algo por el planeta, entre muchas otras. Pero sin importar los detalles del sueño, el hecho es que los emprendimientos parten de una idea, un sueño.

Es difícil separar las palabras emprendimiento y sueño. Un emprendimiento en una etapa avanzada seguramente ya no será un sueño sino una realidad, pero partió de un sueño. El sueño es natural al emprendimiento, pero toca saberlo manejar por qué se puede convertir en un arma de doble filo.

En varios artículos anteriores he mencionado el tema de los sueños y las ideas de los emprendedores. Para mí, estos sueños son la esencia de los emprendedores y una de las principales razones por la cual me atrae tanto este tema. Pero toca aprender, en especial con los emprendedores más jóvenes, que es necesario soñar y a la vez tener los pies en la tierra. Estas dos condiciones parecen ser contradictorias, aunque no lo son y son vitales para realizar emprendimientos exitosos.

Tus sueños: ¿Hoy que tan Alto

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Reconociendo una «Buena» Idea

Reconociendo una «Buena» Idea

Hace un par de meses abordé el tema de la creación de la Idea de Negocio y cuáles eran algunos lineamientos para crear buenas ideas. Mi objetivo en ese artículo fue mostrar una introducción al proceso de creación de ideas de negocio que a mí me ha servido y que espero a usted también le sirva. Si no ha tenido la oportunidad de leerlo, lo invito a hacerlo ahora. Más adelante daré otros trucos y ejemplos que me han servido para generar ideas de negocios, pero por el momento quiero centrarme en el valor de la Idea de Negocios.

Todos los negocios que usted conoce existen por que en algún momento alguien tuvo una idea. Claro, no basta con tener la idea, toca llevarla adelante. Pero tener una buena idea es el primer paso para cualquier gran negocio. Ahora, cuando creamos una idea, ¿Cómo sabemos si esta es «buena» o «mala»? Parece simple, muy simple de hecho. ¿O no?

Yo parto de un principio muy elemental y es una filosofía con la que intento regir mi vida: No existen ideas malas. Y este principio siempre lo utilizo cuando me siento a pensar en ideas para crear nuevos emprendimientos. Esta filosofía la utilizo por muchas razones, pero para este caso existen 2 factores que validan esta visión. El primero es que algo sea bueno o malo es relativo y depende de quién lo analice. Una idea puede ser buena para mí, pero para usted es mala. Incluso los conceptos de bueno o malo dependen mucho del tiempo y el espacio. Segundo, una idea «mala» puede ser pulida y mejorada, convirtiéndola en la gran idea del millón de dólares.

Por lo anterior, yo nunca desecho de entrada una idea. Al analizarla pueda que la encuentre poco viable, costosa, impráctica y todos los adjetivos que usted desee. Pero solo después de un análisis profundo, de mirar diferentes ángulos y factores, decido que esa idea no debe prosperar, al menos por el momento. Esta es una recomendación que yo considero muy práctica, pues cuantos negocios se han creado a partir de ideas sencillas, «locas» o «malas». Un gran ejemplo es la industria del embotellamiento de agua. Es una idea sencillísima, que pareciera

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